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Resumen: En este artículo examinamos el nexo entre la economía y el anarquismo. Tras analizar la existencia de ciertos vacíos analíticos que se cubren con el préstamo de otras corrientes políticas, como el marxismo, constatamos un mayor papel del anarquismo en el ámbito propositivo, y mostramos las diferencias con la derecha libertaria. Luego exponemos las principales propuestas de organización económica que han surgido históricamente. Terminamos abordando algunos de los debates actuales de los que el anarquismo es partícipe, como la forma en que se asignan los recursos o la problemática ambiental y de recursos naturales.
Introducción
Uno de los autores de este artículo suele mencionar una anécdota real cuando trata el tema del anarquismo y la economía. Cuando estaba estudiando en la universidad y militaba en grupos anarquistas, en algunos círculos le conocían como «el economista anarquista». Esto no deja de ser una anécdota, pero sirve para ilustrar también algo de realidad, no por poner juntas las palabras «economista» y «anarquista» sino, sobre todo, por anteponer el determinante «el» a ambas palabras.
Como pone de manifiesto este número, el anarquismo ha generado una cantidad importante de historiadores, filósofas, antropólogos, juristas, sociólogas, geógrafos… que han hecho un trabajo magnífico, en sus respectivas áreas y, además, en el anarquismo. Max Nettlau, Emma Goldman, Lysander Spooner, Aníbal A. D’Auria, Piotr Kropotkin, Teresa Claramunt, etc. ¿Y economistas? Es evidente que la separación de las disciplinas como si fueran compartimentos estancos es artificial, y que, cuando, por ejemplo, Pierre-Joseph Proudhon escribe su famoso 免费节点每天更新v2ray, escribe un libro plagado de implicaciones económicas – y también políticas, y legales –, pero lo hace desde la filosofía. Lo mismo que Mijaíl Bakunin en cualquiera de las obras que tanto nos han maravillado desde el siglo XIX, y en las que sus análisis de la jerarquía y el Estado ejercen necesariamente influencia sobre cualquiera con interés por la economía. El caso de Kropotkin es aún más peculiar, y también ilustrativo de lo que estamos indicando: su obra más «puramente» económica es, sin duda, Campos, fábricas y talleres, que podría presentar ciertas similitudes con la de Friedrich Engels acerca de La situación de la clase obrera en Inglaterra, pero a Engels sí se le recuerda por esa obra, entre otras; a nuestro príncipe ruso por La conquista del pan o por El apoyo mutuo, incluso entre los y las anarquistas, y no es que en éstas no haya implicaciones económicas – sobre todo en la primera –, es simplemente que no son «de economía» – como sí lo es la de Engels. Esto es así incluso más recientemente: autores contemporáneos que se reivindican del anarquismo, como David Graeber, por ejemplo, escribe magníficas obras, como, por ejemplo, En deuda, que tratan de economía, pero lo hacen desde la historia y desde la antropología. Cuando se la mira desde el anarquismo, la economía parece reservada para los y las economistas. Eso es un problema.
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